miércoles, 30 de enero de 2013

""El Vuelo". Yo elegí la bebida.





Whip Whitaker -Denzel Washington-  pasa una mala racha. Han pasado varios años desde una ruptura por culpa de su adicción al alcohol. Con el tiempo se ha convertido en un personaje  indómito. Un día, tras una larga juerga se pone a los mandos de un avión, éste por culpa de clima, de su estado intrínseco o puede que del propio Whip -no desvelaré detalles-  se provoca un gran accidente que traerá consigo varias muertes. Pronto se abrirá una investigación para averiguar las causas del choque donde el propio Whip es objetivo de toda serie de acusaciones. Se establecerán numerosos conflictos fascinantes sobre el recto hacer, sus circunstancias -sin son o no determinantes- y la difícil decisión de a quien imputar la  responsabilidad respecto a los difuntos. En ese período, el acusado en un ejercicio de introspección,  rememorará todos los hechos acaecidos a lo largo de sus últimos años y establecerá nuevos lazos con diversas personas. Pero el cristalino Vodka, la rubia cerveza o el aromático Whisky estarán, de manera más que probable incluso cuasifatídica, presentes.


No saben las azafatas el vuelo tan movido que les espera.




Con una premisa tan sugestiva como esta se nos presenta la última película de Robert Zemeckis. El director que nos trajo en los 80 aventuras inatacables como " Tras el corazón verde" o la inolvidable "Regreso al futuro". En los 90 nos ganó con  "Náufrago" y la laureada "Forrest Gump". Pero con la era digital se centró en una animación realista donde apenas destaca Beowulf, que era mediocre como mucho, o películas infantiles con grandes actores digitalizados para el martirio del espectador.  ¿Esconde este regresó  una buena película  Tras 12 largos años  consigue una notable película pero con ciertos errores o ideas claramente mejorables pero, sin duda, una película muy destacable. La cinta es fácil de asimilar dentro de su propia carrera como una variante de "Náufrago"  donde el desencadenante es el mismo y en ambas, pese a las obvias diferencias en la ambientación, tratan de recrear las consecuencias vitales que un hecho aislado provocan en una persona. También la opinión pública y especialmente, las personas cercanas al protagonista son temas comunes en ambas. De una manera más amplia no es difícil  si es que es necesario, calificarla como una suerte de cinta de accidente aéreo, proceso judicial y drogas. La mezcla combina perfectamente,   recordándome  en ocasiones  a "Teniente corrupto" de Ferrara donde se asociaba un trabajo clásico en el cine con la drogadicción, a ese reciente obra maestra que fue "Shame" donde el análisis se establecía a través del sexo. Temas que numerosas cintas, muchas clásicas, han abordado de manera más sincera que la que hoy nos ocupa.



Son los hombros de Denzel Washington sobre los que caen el peso completo de la película, con una interpretación tan cerca de la perfección como se puede llegar a hacer. El estilo de Zemeckis, es aquí casi siempre subjetivo; son escasas las escenas en las que éste no está en el plano y curiosamente ese afán de contrastar su visión con la realidad es donde pierde fuerza e inteligencia la película. No es sorprendente la dirección, muy lejana de los espectáculos que muchos reclaman, donde el mismo accidente aéreo  siempre es valorando  el ámbito del personaje  sobre  un artificio resabido por numerosas antecesoras a "El vuelo". La dirección es sencilla son pocas las escenas, aunque presentes y de calidad, donde el estilo narrativo se antepone a la misma narración, con ello se consigue que la película gane en fluidez, veracidad, etc. Entre otras caras conocidas caben destacar a Don Cheadle interpretando a un abogado con unos principios disonantes o John Goodman, marcándose aquí una suerte de "el nota" que tan bien conoce él.


Denzel testifica,
 Zemeckis duda si remover conciencias o establecer un diálogo manido.


Debo resaltar que unas interpretaciones tan potentes se pierden aquí, en parte, por un doblaje paupérrimo. Tanto en voces, Kelly Reily se lleva la peor parte con una voz almibarada que es absolutamente contradictoria con el personaje descarnado pero redentor que encarna. Un ejemplo puntual se da en un diálogo entre Washington y Goodman en el que uno le pide un paquete en el que esta escrito ternera -veal, en inglés- y sorprendentemente contiene dinero, ambos actores se ríen pero nos perdemos la asociación que tienen en inglés las palabras "veal" y "bill" muy similares  en fonética. Donde "bill" sería cuenta o  dinero.




Pese a que la introspección y la visión de la drogadicción alcanza momentos magníficos en el plano cinematográfico  además de contar con un personaje turbio, profundo, matizado y, en definitiva, muy bien compuesto; la película se ve herida por las numerosas alteraciones que parece haber sufrido el guión de John Gatins. Me explico, la adición de ciertos personajes y los numerosos giros del guión en el último tercio de la cinta no sólo descolocan sino que hieren toda la mala uva que precede durante la película. Ese tono que me recuerda al Aaron Paul, salvando las abismales distancias  de Breaking Bad donde simpatizamos con un personaje condenado y a la vez somos conscientes, de manera plena, de todos los demonios que producen estas sustancias. Ese estilo subjetivo funciona perfectamente a la hora de encajar la trampa final, siendo menos apreciable como podría para muchos ver la contradicción que supone el desenlace del procedimiento afeando bastante la obra que otrora hubiera sido colosal. Es aquí donde se traicionan  las mordaces menciones a Dios, las adicciones, al Gimme Shelter de los Rolling e incluso al reto a la manera moral de actuar. Al final, por compromiso con el personaje o afán recaudador el turbio viaje se asienta en lugares comunes muy masticados, en postulados obvios que un final opuesto esquivaría las debilidades, reforzaría el discursos y nos mostraría algo más sincero, más creíble, más honrado,más enriquecedor, más humano y muchos "más".

Siempre quedará una gran interpretación y un loable relato anti-drogas.


Nos queda pues una cinta con numerosas escenas para el recuerdo, mezcla de géneros, potentísimas actuaciones, dirección al servicio de los actores y sus diálogos, etc. Pero que no llega a ser tan plena como sí lo fueron "La pianista" o todas las películas ya mencionadas que a través de una obsesión nos mostraban un crudo reflejo social que obviamente no pretende. Incluso con sus desperfectos la cinta merece ser recomendada, siempre con las expectativas medias y debido a lo escondida que está en comparación con otros estrenos,  dada la buena calidad de la propuesta embriagadora a lo largo de la mayoría de "los vuelos" del magnífico personaje principal. No obstante, Zemeckis debería arriesgar más con los contenidos aunque es indudable que esta nueva etapa comienza de manera poderosa.




2 comentarios:

  1. Pinta bien la cosa. Aunque Zemeckis no siempre me convence (detesto "Forrest Gump" y "Contact"...), cuando acierta es un auténtico fenómeno (la trilogia "Regreso al futuro", "Roger Rabbit", "Tras el corazón verde", y sobre todo "Naufrago"). Por lo que dices tiene momentos de interes, pero en algún momento hace aguas... Aun así, si puedo la veré en el cine, pero la verdad es que ahora anda la cosa difícil, con estrenos interesants acumulandose cada semana.
    Buena entrada.
    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Buena reseña, estoy de acuerdo con lo que comentas, es una película con grandes interpretaciones y una historia un tanto irregular, sobre todo si la comparamos con otras propuestas similares más rompedoras, como Shame.

    ¡Saludos!

    ResponderEliminar